Ahora que termina el primer trimestre, en el que todos, 'discipuli discipulaeque' y 'magister' hemos trabajado mucho y (creo que) bien, no está de más recordar los consejos que Quintiliano de Calahorra dedicó a maestros y discípulos en su Institutio Oratoria, en el siglo I de nuestra era:
Deberes del profesor
Asuma ante
todo un espíritu de padre con respecto a sus alumnos, y piense que está en el
lugar de aquellos que le han confiado a sus hijos. No tenga él vicios, ni los
tolere. No sea desagradable su actitud austera, no sea excesiva su
familiaridad; no vaya a ser que nazca de la una odio y de la otra desprecio.
Hable mucho
de honestidad y bondad, pues cuantos más avisos dé, menos castigará. No se
deje llevar nunca por la ira, pero tampoco deje pasar lo que debe corregirse.
Sea sencillo en su enseñanza, sufridor del trabajo, esté siempre cercano, pero
no en exceso.
Responda
gustoso a los que le preguntan, a los que no le preguntan, pregúnteles de
repente. En las alabanzas de las exposiciones de sus alumnos no sea tacaño,
pero tampoco exagerado, porque lo uno provoca disgusto con respecto al trabajo,
lo otro autosuficiencia.
Al corregir
lo que debe, no sea duro, y mucho menos, amenazador, pues a muchos les aleja
del propósito de estudiar el que algunos les repriman como si les odiasen.
Diga alguna
vez, es más, muchas, y diariamente, cosas que sus oyentes guarden consigo.
Aunque proporcione bastantes ejemplos sacados de la lección para su imitación,
sin embargo, según se dice, la viva voz alimenta mucho más, y, sobre todo, la
del maestro al que sus discípulos, si están bien educados, aman tanto como respetan.
No se puede decir cuánto más gustosamente imitamos a aquellos por quienes mostramos
interés.
Quintilianus, Institutio Oratoria, II, 2, 4-8Sumat igitur ante omnia parentis erga discipulos suos animum, ac succedere se in eorum locum a quibus sibi liberi tradantur existimet.Ipse nec habeat vitia nec ferat. Non austeritas eius tristis, non dissoluta sit comitas, ne inde odium, hinc contemptus oriatur. Plurimus ei de honesto ac bono sermo sit: nam quo saepius monuerit, hoc rarius castigabit; minime iracundus, nec tamen eorum quae emendanda erunt dissimulator, simplex in docendo, patiens laboris, adsiduus potius quam inmodicus.Interrogantibus libenter respondeat, non interrogantes percontetur ultro. In laudandis discipulorum dictionibus nec malignus nec effusus, quia res altera taedium laboris, altera securitatem parit.In emendando quae corrigenda erunt non acerbus minimeque contumeliosus; nam id quidem multos a proposito studendi fugat, quod quidam sic obiurgant quasi oderint.Ipse aliquid, immo multa cotidie dicat quae secum auditores referant. Licet enim satis exemplorum ad imitandum ex lectione suppeditet, tamen viva illa, ut dicitur, vox alit plenius, praecipueque praeceptoris quem discipuli, si modo recte sunt instituti, et amant et verentur. Vix autem dici potest quanto libentius imitemur eos quibus favemus.
Deberes
de los alumnos
Después de
hablar bastante de los deberes de los maestros, a los discípulos, entretanto,
sólo les recomiendo esto: que amen a sus maestros no menos que a los mismos
estudios, y crean que son sus padres, no físicamente hablando, sino en el
plano intelectual.
Este deber
hacia el maestro ayudará mucho al estudio, pues los escucharán de buen grado y
creerán en sus palabras, y desearán vivamente parecerse a ellos. Finalmente vendrán
contentos y entusiasmados a las clases, no se enfadarán cuando se les corrija,
se alegrarán cuando se les alabe, y se dedicarán al estudio para ser los más
queridos.
Pues así
como el deber de aquellos es enseñar, el deber de éstos es mostrarse prestos a
aprender. De lo contrario, una cosa no sirve sin la otra. Y así como el hombre
nace de la unión de uno y otro progenitor, y en vano se esparce la semilla si
no la calienta el surco bien mullido, de la misma manera, la elocuencia no
puede desarrollarse si no existe la concordia asociada del que transmite y del
que recibe.
Quintilianus, Institutio Oratoria, II, 9, 1-3Plura de officiis docentium locutus discipulos id unum interim moneo, ut praeceptores suos non minus quam ipsa studia ament et parentes esse non quidem corporum, sed mentium credant.Multum haec pietas conferet studio; nam ita et libenter audient et dictis credent et esse similes concupiscent, in ipsos denique coetus scholarum laeti alacres convenient, emendati non irascentur, laudati gaudebunt, ut sint carissimi studio merebuntur.Nam ut illorum officium est docere, sic horum praebere se dociles: alioqui neutrum sine altero sufficit; et sicut hominis ortus ex utroque gignentium confertur, et frustra sparseris semina nisi illa praemollitus foverit sulcus, ita eloquentia coalescere nequit nisi sociata tradentis accipientisque concordia.
FUENTE:
ENLACES:
Quintiliano y la
pedagogía. http://quintilianolapedagogia.blogspot.com.es/2010/05/quintiliano-y-la-pedagogia.html
La educación en Roma. http://iessapostol.juntaextremadura.net/latin/educacion_roma.html
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